“Esa mañana había mucha gente en el café starbucks, Estaba parado junto a varios clientes que formaban dos lineas paralelas que se dirigían al mostrador. Cuando llego mi turno de pasar adelante y ordenar el café, el joven que me atendió sonrío y dijo; Hola, como esta?
Durante años mi respuesta mi respuesta a esa pregunta ha sido la misma. Lo hago como una forma de predicarme el evangelio cada día. También veo que es una forma eficaz de testificarle a los demás. Estoy mejor de lo que merezco, respondí.
Enseguida el joven detrás del mostrador empezó a desafiar mi evaluación personal. Lo movía la preocupación de que yo fuera demaciado deficiente en mi autoestima. Como no podía convencerme con sus comentarios, dijo; que pasa ha matado a alguien?.
No, le dije, no he matado a nadie. Luego le hable de mi grave pecado, en ese breve momento pude presentarle la doctrina del pecado. Parecía que todos los presentes escuchaban mi explicación. Entonces concluí diciéndole al joven, casi con lágrimas en los ojos; Soy un pecador y necesito un salvador. Lo dije desde lo mas profundo de mi corazón.”
CJ Mahaney, Vivamos Centrados en la Cruz. UNILIT 2007. paginas, 55-56
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