La Conferencia Aviva nuestros Corazones

Mientras yo entraba en la Iglesia para celebrar la Conferencia “Aviva nuestros Corazones” yo pensaba en un servicio de oración que celebramos hace más o menos dos años en el terreno de construcción de la Iglesia antes de que comenzaran a construir; Estábamos adorando y dando gracias a Dios por esta nueva construcción además anticipábamos emocionados lo que Dios haría algún día en este nuevo templo.

Ahora mirando atrás, podemos darle gracias a Dios porque su fidelidad no ha faltado, su gracia ha estado con nosotros, nos ha provisto de formas Maravillosas, ha hecho milagros por nosotros yo sentí tanta alegría al ver esta nueva Iglesia finalizada para la Gloria de Dios.

El lunes yo estaba casi el día entero ayudando a organizar y a pintar el nuevo templo y el jueves llegue a las tres de la tarde para arreglar las sillas para la Conferencia, para mí fue un gran privilegio poder aportar mi grano de arena en la construcción de esta Iglesia y yo me siento increíblemente bendecido de estar en la IBI. Yo admiro su pasión por el Evangelio, yo admiro su deseo de influenciar este país, yo admiro su sinceridad y transparencia y yo amo esta Iglesia.

Para mí fue una bendición poder servir en la Conferencia; A las Mujeres del Público las llamaron a Buscar a Cristo para satisfacer su Sed, A vivir una vida de humildad y quebrantamiento delante de Dios, A perdonar como Dios nos perdono a nosotros en Cristo y a Esperar a Cristo nuestro Maravilloso esposo. Probablemente lo más impactante de la Conferencia fue ver a muchas mujeres venir a salvación la primera noche. También mi hermanita pudo asistir y a ella le gusto mucho la conferencia. También las Sesiones de Adoración con Jonathan y Sarah Jerez fueron de mucha bendición fue muy bueno poder tenerles con nosotros, Gloria a Dios por ellos!!!!!

Después de este fin de semana tan especial lo único que podemos decir es; “Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros, a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.”(Efesios 3:20-21)