martes, 15 de octubre de 2013

Las consecuencias de tus Palabras

Cuando yo era más joven mis padres me educaron para siempre decir Gracias, Por favor, a tratar a otras personas como me gustaría que me trataran a mi, a pedir perdón cuando me haya equivocado, a decir la verdad siempre y sobre todo a tratar a todas las personas con amabilidad y respeto. Mis Padres siempre me enseñaron a hablar en forma que honre a Cristo y a hablar siempre con honestidad.

La forma en que hablas puede decir mucho de ti; Tu puedes usar tus palabras para consolar a otras personas, para avergonzar a otras personas, puedes comenzar una pelea con tus palabras, tus palabras pueden tener un impacto muy profundo como romper un matrimonio, romper una relación entre hermanos…ext.

Algunas personas usan sus palabras para dañar a otras personas buscan los peores insultos para denigrar e insultar a cualquiera que se les meta en el tráfico o que tenga un problema con ellos. Yo sé que en este país es un hábito insultar a otras personas, decir malas palabras y usar nuestras palabras para destruir a otras personas.   

Nuestra forma de hablar como Creyentes debe ser diferente a la del mundo, tiene que reflejar amor, gracia, amabilidad y honestidad. Tenemos que usar nuestras palabras sabiamente para aconsejar a otras personas, para aliviar sus cargas, para llevarles a confiar en Dios, Para animarles, tenemos que mostrarles a otras personas la misma compasión y respeto que queremos hacia nosotros. Es importante pensar en estos textos de la Biblia antes de hablar;

“Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.”-Filipenses 4:5-6

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.”-Efesios 4:29

"Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado.”-Mateo 12:36

“Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, Oh Señor, roca mía y Redentor mío.”-Salmo 19:14