Cuando ella tenia 17 años Joni Eareckson sufrio un accidente nadando en un lago que la dejo paralizada del cuello para abajo, ella paso varios años haciendo terapia física, ella tenia la esperanza de usar sus brazos de nuevo pero vio sus sueños de “sanarse” fracasar. Su primer libro es una autobiografía titulada “Joni” que trata de cómo paso de la desesperación a tener una actitud de confianza en Dios. Este libro es una historia muy personal de cómo su vida cambio como consecuencia de su accidente, en el se reflejan sus emociones, su frustración, su pecado, sus fracasos y sorprendentemente vemos como ella alcanzo una carrera como pintora.
Esta es la descripción del libro que aparece en la parte de atrás; “Joni es una historia que todos deben leer. Los principios espirituales que esta joven aprendió son de carácter universal y de importancia para todos los lectores. La historia de Joni tendrá una importancia especial para quienes tienen dificultad en aceptar las circunstancias difíciles de la vida.” Lo que me llamo la atención de su historia fue como ella tomo su sufrimiento como una oportunidad para madurar, ella dice; “El sufrimiento y el dolor de los últimos años habían sido los ingredientes que me habían ayudado a madurar emocional, mental y espiritualmente.”(p200)
Hablando acerca su accidente ella dice; “Antes de mi accidente yo no había necesitado a Cristo. Ahora lo necesitaba desesperadamente.”(p113) Su horrible accidente fue un medio de gracia para transformar su vida. Como le dijo José a sus hermanos después de que ellos lo vendieron, ustedes lo quisieron para mal pero Dios lo permitió para bien, ninguna de las circunstancias que vienen a nuestras vidas son “al azar”, todas vienen de Dios para hacernos madurar.
Todos nosotros hemos escuchado historias de cómo Dios saco un bien en medio de horribles circunstancias. Así es como se produce la madurez en medio de Sufrimiento, pecado, frustración y situaciones fuera de nuestro control. Nadie nunca ha alcanzado madurez sin pasar por problemas. Dios esta mas interesado en nuestra madurez espiritual que en nuestra comodidad. Nosotros no tenemos control sobre los sufrimientos que vienen a nuestras vidas, pero si controlamos la forma en que reaccionamos a ellos.
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