lunes, 20 de junio de 2011

Dios, mi Corazon y las cosas Materiales

El Capítulo 4 del libro Worldliness fue escrito por Dave Harvey. Este capítulo comienza con la historia en Lucas 12 de un hombre que va donde Jesús para que le diga a su hermano que divida la herencia. La respuesta de Cristo fue; “Mirad y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de bienes que posee.”(Lucas 12:15).  Cristo vio que el mayor problema de este hombre no era el egoísmo de su hermano si no el materialismo en su corazón. El Materialismo es fundamentalmente enfocarnos en las cosas que poseemos. “Se describe como un deseo fuera de control  que nos lleva a depender en las cosas materiales. En algunas personas es dolorosamente obvio pero está presente en cada corazón.”(p.93)

El materialismo no es solo poseer cosas materiales, es un problema mucho mayor. Es una expresión de Mundanalidad sumamente persuasiva.  “El consumismo fue el ganador de la guerra de ideas del siglo 20 derrotando a la religión y a la política como el camino que eligen millones de americanos para encontrar propósito, significado y orden en sus vidas. La libertad ha llevado a muchas personas a comprar cuanto deseen  de las cosas que les gustan. Estamos buscando nuestra identidad en las cosas que compramos.”  (Cita de Aprill witt p.94)

“Nosotros tenemos una tendencia a conectar quienes somos con lo que tenemos. Cuando Cristo nos habla del Materialismo su principal preocupación no son las cosas materiales alrededor de nosotros si no el pecado en nuestro corazón. El nos ama tanto que nos busca para liberarnos de la tentaciones de este Mundo.” (p.94)
La palabra Codicia parece arcaica como de la era victoriana. Parece una palabra que dirían los puritanos. Que es la Codicia y como sabemos cuando somos codiciosos?

“La Codicia es desear las cosas materiales excesivamente. Es reemplazar nuestro deleite en Dios con deleite en cosas materiales.”(p.95)

Las cosas materiales no son malas, si las usamos en moderación las recibimos con gratitud y las administramos con fe pueden ser buenas para los propósitos de Dios. Pero la Codicia nos convierte en glotones de cosas materiales. Por la atracción y distracción de la codicia las cosas materiales llegan a tener más significado que el que Dios quiso que tuvieran. Pablo dice que la Codicia es una forma de Idolatría. (Efesios 5:5, Col 3:5) Los deseos idolatras mueven nuestro corazón lejos de Dios y lo acercan a las posesiones de este mundo. Por eso Cristo nos da este ultimátum;  “Ningún siervo puede servir a dos señores porque o aborrecerá al uno y amara al otro. O estimara a uno y aborrecerá al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” Lucas 16:13

La Codicia es elegir las chucherías (trinkets…p.95) de este Mundo sobre los tesoros eternos. El problema de la Codicia no es que tenemos cosas, es que las cosas nos tienen a nosotros. Por eso fue que al hombre en la multitud que interrumpió a Jesús le fue tan fácil ignorar lo que él estaba enseñando y demandarle  que obrara en su favor. La codicia lo cegó a todo lo que estaba pasando y él se concentro en su objeto de adoración (la herencia). La ironía es que el estaba cara a cara con el único digno de adoración. La codicia es un pecado que ataca tanto a los pobres como a los ricos. La audiencia delante de Jesús ese día era de campesinos y pastores sin embargo el les hablo de la codicia, porque el problema está en los deseos.

“Hace muchos años había una planta ensambladora en panamá que le pagaba a sus empleados en efectivo. El empleado común tenía más dinero después de una semana del que había visto en toda su vida y por eso algunos estaban renunciando de la empresa. La solución que implementaron fue que; Ellos decidieron darle a los empleados un catalogo de Sears(Una tienda por departamentos) ninguno volvió a renunciar porque todos querían comprar la última cosa que veían en el catalogo.” (p.96)

La lección aquí es clara la disponibilidad de las cosas materiales activa los deseos codiciosos. La abundancia puede ser un problema que nos aparta de Dios. Jesús dijo; “Que difícil es a los ricos entrar en el reino de los cielos.” (Lucas 18:24). Esto no significa que Dios rechace a los ricos el problema es que los ricos a menudo rechazan a Dios. Ellos sienten que su riqueza sacia todas sus necesidades pero en realidad los distrae de Cristo para que solo vean sus posesiones. (p.97)


“El remedio que nos da Dios es su hijo Jesucristo. El vino a liberarnos de la codia por su victoria en la Cruz. La codicia es poderosa pero no se compara al salvador.” (p.97)

 Para entender la solución de Dios tenemos que entender el problema del hombre. Cristo ofrece esta parábola para explicar los peligros de la codicia; (Lucas 12:16-21). En la gran auditoria que realmente 
importa, la cuenta de este hombre estaba vacía. Las cosas que había almacenado irían a otro. En el juicio eterno de Dios el estaba en banca rota y endeudado. Este hombre es un necio.
“En noviembre 26 de 1922 Howard carter descubrió la tumba del rey tutankhamen, fue un descubrimiento asombroso porque la tumba contenía todos sus tesoros. Ese rey fue un necio, el pensó que se podía quedar con sus riquezas.” (p.99)

Cuatro mentiras que atan nuestro corazón a este Mundo;

1.       Mis posesiones me hacen feliz.
2.       Mis posesiones me hacen importante.(p.101)
3.       Mis posesiones me dan seguridad.
4.       Mis posesiones me hacen rico. (p.105)

Que terrible seria presentarnos delante de Dios pensando que somos ricos, para descubrir que somos pobres. Este hombre (el de la parábola en Lucas 12) media la riqueza incorrectamente. El la media por lo que estaba en su granero, Dios la media por lo que estaba en su corazón.

Cuando obtenemos nuestros deseos nos sentimos superiores, asumimos que las posesiones dicen algo bueno de nosotros. Pensamos que nuestras posesiones nos hacen importantes.

Después de esa parábola Jesús les hablo a la multitud de la abundante provisión de Dios; “No temáis manada pequeña, porque a vuestro padre le ha placido daros el reino.”(Lucas 12:32) Que palabras más sorprendentes para todas las personas que lo escuchaban. A nosotros que somos idolatras y buscamos desesperadamente cosas materiales se nos promete una herencia en un reino eterno.”(p.107)

Aquel que nos condena por ser materialistas es el rey en el reino de Dios. Él les da entrada a pecadores a su reino por el sacrificio que él hizo en la Cruz. Cuando nos Gocemos por esto vamos a estar deseando mas a Dios y menos las cosas de este Mundo. La Codicia ata nuestros corazones a las cosas temporales, el evangelio es la llave que libera el corazón para buscar las cosas eternas.
Como nos cuidamos del peligro de la Codicia?
1.       Piensa en tus riquezas verdaderas.(2cor 8:9)
2.       Confiesa y arrepiéntete.
3.       Expresa Gratitud.(1tes 5:16-18)
4.       No acumules cosas materiales.(1tim 6:18-19)
5.       Da generosamente.

“La Gratitud ataca la codicia. Es un antídoto al materialismo en nuestro corazón. La Gratitud no es un sentimiento, no se basa en nuestras circunstancias. Es un reconocimiento de nuestra dependencia de Dios y de otras personas. Es un acto de humildad que ataca el orgullo en nuestros corazones. Cuando somos agradecidos quitamos la atención de nosotros y nos enfocamos en otros. La gratitud es reconocer que Dios siempre es bueno y que su provisión es justa.”(p.110)

El Corazon codicioso dice; “Yo quiero, yo necesito”. El corazón agradecido dice; “Bendice alma mia a Jehova y no olvides ninguno de sus beneficios.” Salmo 103:2

El autor termina el capítulo con esta historia;

“Era mi tercer año como estudiante en el seminario yo estaba despierto hasta tarde leyendo. Alguien grito ¡FUEGO! yo Salí corriendo al parqueo a solo tres puertas de la mía había un incendio. Mi primera reacción fue despertar a Ann (su esposa) cuando salimos de todo peligro, los bomberos llegaron y cerraron el edificio para que no pasáramos. Yo no pude ir a buscar ninguna de mis posesiones. Fue en ese parqueo donde el fuego me enseño algo de mí mismo, yo estaba muy apegado a mis posesiones. Yo vi mi dependencia pecaminosa cuando pensé que ya no tendría; mi ropa, mis muebles y peor mis libros. Me dolió pensar en que mi felicidad dependía de las cosas materiales. Ese día yo aprendí que Cristo es Suficiente y el es todo lo que necesito.” (p.115)   

Cristo nos trajo las riquezas del reino de los cielos que contrario a las posesiones materiales son; Gloriosas (efe 1:8), inmensurables (efe 2:7), inescrutables (efe 3:8), incorruptibles (1 Pedro 1:4) y son nuestras para siempre.

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